EL INCONSCIENTE PERSONAL Y LA INFANCIA
INTRODUCCION A LA SOMBRA
La
sombra personal se desarrolla en todos nosotros de manera natural durante la
infancia. Cuando nos identificamos con determinados rasgos ideales de nuestra
personalidad -como la buena educación y la generosidad, por ejemplo, cualidades
que, por otra parte, son reforzadas sistemáticamente por el entorno que nos
rodea vamos configurando lo que W. Brugh Joy llama el Yo de las Resoluciones de
Año Nuevo.
No
obstante, al mismo tiempo, vamos desterrando también a la sombra aquellas otras
cualidades que no se
adecuan a nuestra imagen ideal -como la grosería y el egoísmo, por ejemplo -.
De esta manera, el ego
y la sombra se van edificando simultáneamente, alimentándose, por así decirlo,
de la misma
experiencia vital.
La
sombra opera como un sistema psíquico autónomo que perfila lo que es el Yo y lo
que no lo es.
Cada cultura -e incluso cada familia - demarca de manera diferente lo que
corresponde al ego
y lo que corresponde a la sombra. Algunas, por ejemplo, permiten la expresión
de la ira y la agresividad
mientras que la mayoría, por el contrario, no lo hacen así; unas reconocen la sexualidad,
la vulnerabilidad y las emociones intensas y otras no; unas, en fin, consienten
la ambición por
el dinero, la expresión artística y o el desarrollo intelectual mientras que
otras, en cambio, apenas
si las toleran.
Nosotros
no podemos percibir directamente el dominio oculto de la sombra ya que ésta,
por su misma
naturaleza, resulta difícil de aprehender. La sombra es peligrosa e inquietante
y parece huir
de la luz de la conciencia como si ésta constituyera una amenaza para su vida.
El
prolífico analista junguiano James Hillman dice: «El inconsciente no puede ser
consciente, la luna
tiene su lado os curo, el sol también se pone y no puede brillar en todas
partes al mismo tiempo
y aún el mismo Dios tiene dos manos.
La atención y la concentración exigen que ciertas
cosas se mantengan fuera del campo de nuestra visión y permanezcan en la
oscuridad. Es imposible
estar en ambos lugares al mismo tiempo».
Así
pues, sólo podemos ver a la sombra indirectamente a través de los rasgos y las
acciones de los
demás, sólo podemos darnos cuenta de ella con seguridad fuera de nosotros
mismos.
Cuando, por ejemplo,
nuestra admiración o nuestro rechazo ante una determinada cualidad de un
individuo o de un
grupo -como la pereza, la estupidez, la sensualidad o la espiritualidad,
pongamos por caso - es desproporcionada,
es muy probable que nos hallemos bajo los efectos de la sombra.
De este modo, pretendemos
expulsar a la sombra de nuestro interior proyectando y atribuyendo
determinadas cualidades a
los demás.
La
psicoanalista inglesa Molly Tuby describe seis modalidades diferentes para
descubrir a la sombra en nuestra vida cotidiana:
· En los sentimientos exagerados respecto de los demás. («¡No
puedo creer que hiciera tal cosa!»)
«¡No
comprendo cómo puede llevar esa ropa!»)
· En el feedback negativo de quienes nos sirven de espejo.
(«es la tercera vez que llegas tarde sin decírmelo.
»)
· En aquellas relaciones en las que provocamos de continuo el
mismo efecto perturbador sobre diferentes
personas. («Sam y yo creemos que no has sido sincero con nosotros.»)
· En las acciones impulsivas o inadvertidas. («No quería decir
eso.»)
· En aquellas situaciones en las que nos sentimos humillados.
(«Me avergüenza su modo de tratarme.»)
· En los enfados desproporcionados por los errores cometidos
por los demás. (« ¡Nunca hace las cosas
a su debido tiempo!» «Realmente no controla para nada su peso.»).
También
podemos reconocer la irrupción inesperada de la sombra cuando nos sentimos
abrumados por la
vergüenza o la cólera o cuando descubrimos que nuestra conducta está fuera de lugar.
Pero la sombra suele
retroceder con la misma prontitud con la que aparece porque descubrirla puede
constituir una amenaza
terrible para nuestra propia imagen.
Es
precisamente por este motivo que rechazamos tan rápidamente -sin advertirlas
siquiera - las fantasías
asesinas, los pensamientos suicidas o la embarazosa envidia que tantas cosas
podría
revelarnos
sobre nuestra propia oscuridad.
Extractos del primer capitulo del libro ENCUENTRO CON LA SOMBRA.